Viernes, Mayo 12, 2017

La Mujer, protagonista de la Soberanía Alimentaria en el Cauca


Por: Comunicaciones Cicaficultura

La soberanía alimentaria es la resistencia de las comunidades ante la industria de la comida, que entiende la alimentación como un negocio.  Según Peter Rosset “es el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas agropecuarias y en materia de alimentación, a proteger y reglamentar la producción agropecuaria nacional”.  Es la posibilidad de tener una alimentación sana, nutritiva, culturalmente diversa y accesible para todos.  Desde mucho tiempo atrás, los pueblos y especialmente las mujeres, vienen desarrollando una gran diversidad de conocimientos alimentarios y especies agrícolas, a través de prácticas sostenibles de producción.

En este sentido, la soberanía alimentaria es la posibilidad que tiene una persona para decidir sobre sus alimentos, permitiéndole tener la autoridad para elegir cómo comer, qué comer, y cuánto comer.  Además, estas prácticas permiten que las comunidades puedan diseñar sus propios sistemas productivos y alimentarios para la resistencia.

En el departamento del Cauca, la mujer tiene un papel protagónico dentro de la soberanía alimentaria.  En el ámbito productivo aportan al fortalecimiento de las huertas y de las pequeñas producciones para el mercado, además de producir alimentos saludables, realizan labores de comercialización, ya que son ellas quienes muchas veces se encargan de vender los productos que obtienen de sus huertas para generar ingresos.  Asimismo, son las encargadas de transmitir saberes y educar a las futuras generaciones y a las demás mujeres, sobre el trabajo de la tierra, con prácticas sostenibles y agrosustentables.

Un ejemplo del trabajo liderado por mujeres en el departamento, es la Organización de Mujeres Emprendedoras del Corregimiento de Carpintero, del municipio de Morales.  Este colectivo, de más de veinte mujeres, lleva a cabo procesos de producción de alimentos saludables desde el año 2002.  Desde su inicio,  mediante huertas y otras estrategias, están buscando producir alimentos naturales, para mejorar la salud de sus familias y de la comunidad.


“Una comida buena, es salud y es vida”, expresa Fenix Sarria, integrante del colectivo de mujeres de Carpintero. Fenix, como muchas otras mujeres del territorio rural del Cauca, era una trabajadora del hogar, que se encargaba de las labores domésticas y de acompañar el trabajo que realizaba su esposo en su finca.  Al darse cuenta de que las mujeres no tenían la vocería que tenían los hombres, se interesó por participar en espacios de liderazgo y encontró en la producción de alimentos agrícolas saludables, la posibilidad de generar ingresos y de tener una injerencia en espacios organizativos, culturales, y productivos.

Otro ejemplo, es la Asociación de Mujeres Emprendedoras –ASOLEO-, del municipio de Bolívar, un grupo organizado de veinte mujeres ahorradoras, madres cabezas de hogar, que decidieron empezar a trabajar desde sus fincas en la producción de café, siembra de maíz, cilantro, y otros productos, que venden puerta a puerta.  Llevan aproximadamente tres años trabajando con productos saludables y orgánicos, para generar nuevos ingresos en sus familias.

De la misma forma, el  grupo de mujeres de Carpintero, también está generando procesos de capacitación de la comunidad, y además producen una serie de productos agrícolas y derivados del café, como verduras orgánicas, café orgánico, mermelada, salsa para carnes, chocafés (dulces hechos de la cáscara del café, coco y panela).

Con esta labor, además de llevar alimentos saludables a las mesas de las familias caucanas, la soberanía alimentaria también se puede entender como las prácticas de recuperación de las comidas tradicionales y propias.  Un ejemplo de esto es doña Cecilia Garzón, una mujer que se autodenomina como: “Una ciudadana de esta tierra”, que llegó hace más de 40 años al Cauca, desde un pueblo empinado en la Cordillera Central, llamado Pácora, Caldas.


Doña Cecilia, cuenta que llegó al Cauca por el norte, camino hacia el Macizo Colombiano, recorriendo el territorio y observando lo que pasaba a su alrededor, la enamoró la exuberancia y la riqueza de esta tierra.  Sin embargo, le llamó la atención que a pesar de todos los recursos naturales del Cauca, en él también hay pobreza, problemas de desnutrición, problemas de desarraigo, problemas de falta de tierra, además del conflicto armado.

E
n ese caminar, Cecilia descubrió la importancia que tenía el alimento como estrategia para luchar con muchos de los problemas que se presentan en el Cauca.  Se dedicó a sembrar semilla en las personas, compartiendo sus conocimientos a través de la educación de los niños en las escuelas y en las comunidades.  Mostrando los beneficios de producir y consumir los alimentos propios, y las variaciones gastronómicas que se pueden obtener de un producto. Motivando la conciencia y el valor por los alimentos nativos como el guandul, el chachafruto, la papa cidra, la coca, y la quínoa.

“Yo vengo hablando del rescate del alimento y de que la resistencia es a través de él.  No son los fusiles, son los azadones, es la siembra, es permanecer en mis costumbres, en lo que es mío.  Cuidando el ojo de agua, la cañada, el ser humano, la semilla del hombre, esa es la semilla que persigo, voy al rescate del ser, busco su despertar”, expresó Cecilia.

Olga Lucía Cadena, quien hizo parte de un trabajo sobre soberanía alimentaria y su fortalecimiento por mujeres del departamento del Cauca, considera que las mujeres tienen un rol primordial dentro de la soberanía alimentaria, por la movilidad para resolver problemas desde distintos escenarios, por su capacidad de ingenio para salir adelante en escenarios de riesgo, y por su nivel de gestión, rápido y eficaz, entre otras virtudes.

Las mujeres, más allá de las labores de crianza y de reproducción familiar y social, “tienen la capacidad de participar en asuntos políticos, en el fortalecimiento organizativo, y de apoyar trabajos comunitarios”, Olga Cadena.  Las mujeres son eficientes en el manejo de recursos; en el ámbito cultural, son las llamadas a liderar procesos de recuperación de memoria y saberes en escenarios de conflicto, a partir de la sistematización de sus historias de vida.

La soberanía alimentaria, según Peter Rosset, va más allá de la seguridad alimentaria que significa que cada niño, cada mujer y cada hombre debe tener la certeza de contar con el alimento suficiente cada día.  La soberanía alimentaria se preocupa por la procedencia del alimento, defiende el acceso a la alimentación y al agua como derechos fundamentales, prioriza los mercados locales, activando las economías locales y nacionales, con productos frescos y sanos, promoviendo intercambios comunitarios y solidarios, para alcanzar la preservación y promoción de la biodiversidad a través de la semilla campesina.

“Por eso mi cocina es cocina para la resistencia, fogón para la autonomía, yo vengo haciendo la guerra desde la tulpa, desde el surco, porque no es con fusiles ni con balas.  Así  no se gana esto, esto se gana despertando la conciencia de cada ser humano y despertando la semilla humana”. Cecilia.

Cicaficultura es una iniciativa de la Universidad y del Comité de Cafeteros del Cauca, que cuenta con la financiación de la Gobernación del Cauca, a través de fondos provenientes del Sistema General de Regalías.

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